La masacre del 15 de noviembre de 1922

El 13 de noviembre  de 1922, la “Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana» convocó a una huelga general en la ciudad de Guayaquil, debido principalmente a la reducción de salarios de los obreros portuarios y el despido masivo de trabajadores en varios sectores, golpeando aún más, la economía de la clase trabajadora de la ciudad y el campo.

A nivel mundial se vivía una recesión económicapost guerra, como hoy post pandemia. En el Ecuador de 1922, el presidente y banquero José Luis Tamayo, pertenecía a uno de los grupos económicos más importantes de la época «los gran cacao», sector que vio reducidas sus ganancias por la baja en el precio de la pepa de «oro» y como es clásico de la oligarquía, trasladó el peso de la crisis a la clase trabajadora.

Las cruces sobre el agua

Joaquín Gallegos Lara

Después de dos días de manifestaciones, el 15 de noviembre de 1922, los trabajadores exigian la liberación de sus compañeros detenidosEl gobierno respondió con fuego y se constituyó en la mayor matanza de obreros en la historia del Ecuador.  A fin de ocultar lo ocurrido, los cadáveres de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos fueron lanzados al río Guayas, que no tardó en tornarse  en rojo sangre.

El pueblo, en un acto solidario y de conciencia de clase,  homenajeó a sus trabajadores depositando en el río, una cruz de madera, flores y una vela, por cada uno de sus muertos. Este acto de profundo respeto se convertiría años más tarde, en la obra literaria de  Joaquín Gallegos Lara: Las Cruces sobre el Agua.

Hoy, rendimos homenaje a esos trabajadores que son el recuerdo vivo  de que la historia no puede repetirse. Las grandes élites no pueden trasladar el peso de la crisis a los hombres y mujeres de la ciudad y el campo. El pueblo no puede volver a ser sacrificado a merced de la violencia del Gobierno de turno. La clase trabajadora debe unirse para enfrentar la crisis post pandemia y no dar paso a leyes que mermen sus derechos.

Deja un comentario